Siempre suelo escribir por la noche. Los días que no he parado en el instituto, normalmente estoy deseando llegar a casa y dejarme llevar escribiendo lo primero que se me ocurren amarres : basta mirar lo que me rodea, recordar una frase o una conversación con A., abrir un libro, o simplemente teclear antes de que el sueño acabe por hacerme desistir. Durante el día, la mayor parte de las veces procuro llevar lápiz y papel para anotar una idea, cualquier cosa que me llame la atención o me cuenten, una anécdota, o un recuerdo.
La mayoría no acaban apareciendo en el blog. En ocasiones me parecen demasiado íntimos, demasiado difíciles de comprender o incluso, demasiado complicados de explicar en pocas palabras. Pero en cualquier caso, ya no puedo ir a ningún sitio sin un lápiz y mi Moleskine en el bolsillo. Auster dice que ese es el primer camino para ser escritor: Quizá la pura necesidad acaba llevando consigo el placer, y las ideas tiran unas de otras como lazos enredados.
Pero hay algo que Auster no dice y que deja entrever en la mayoría de sus textos. Qué ocurre cuándo la necesidad de escribir te llena porque has descubierto que es una forma de clavar las palabras. La posibilidad de hacer una conversación perdurable a base de la sugerencia de cada texto: atar las palabras con nuestros significados y desatarlas en el momento que tú elijas los amarres de amor.
http://www.consejeriaespiritual.cl Estoy seguro de que cada uno de nosotros escribe para un lector ideal, quiera o no quiera. Unas veces no podemos ponerle rostro y otras sí, pero siempre hay un lector especial, sea un desconocido, sea una idea, sea, para algunos, el propio escritor, o sean las personas que moldean nuestros textos en la medida en que moldean lo que somos.
Amarres de amores
Y estas noches cuando acabo de hablar por teléfono con A., creo que esa ansia de que perdure lo que alguien escriba no busca tanto la pervivencia del escritor sino la de esa persona en la que se piensa. Esa persona que incluso a kilómetros de distancia, en V., sabe que cada palabra la contiene.
La mayoría no acaban apareciendo en el blog. En ocasiones me parecen demasiado íntimos, demasiado difíciles de comprender o incluso, demasiado complicados de explicar en pocas palabras. Pero en cualquier caso, ya no puedo ir a ningún sitio sin un lápiz y mi Moleskine en el bolsillo. Auster dice que ese es el primer camino para ser escritor: Quizá la pura necesidad acaba llevando consigo el placer, y las ideas tiran unas de otras como lazos enredados.
Pero hay algo que Auster no dice y que deja entrever en la mayoría de sus textos. Qué ocurre cuándo la necesidad de escribir te llena porque has descubierto que es una forma de clavar las palabras. La posibilidad de hacer una conversación perdurable a base de la sugerencia de cada texto: atar las palabras con nuestros significados y desatarlas en el momento que tú elijas los amarres de amor.
http://www.consejeriaespiritual.cl Estoy seguro de que cada uno de nosotros escribe para un lector ideal, quiera o no quiera. Unas veces no podemos ponerle rostro y otras sí, pero siempre hay un lector especial, sea un desconocido, sea una idea, sea, para algunos, el propio escritor, o sean las personas que moldean nuestros textos en la medida en que moldean lo que somos.
Amarres de amores
Y estas noches cuando acabo de hablar por teléfono con A., creo que esa ansia de que perdure lo que alguien escriba no busca tanto la pervivencia del escritor sino la de esa persona en la que se piensa. Esa persona que incluso a kilómetros de distancia, en V., sabe que cada palabra la contiene.